Hacer de canguro es de mis voluntariados favoritos. Me encantan los niños y siempre paso un buen rato con ellos. Ver con otros ojos las cosas de la infancia es conmovedor. Las preguntas que hacen, los juegos que inventan, las ganas que tienen de hacer cualquier cosas, su entusiasmo, etc siempre me llena de felicidad y me da una visión más pura de las cosas. David y Leo son dos niños de 7 y 2 años llenos de energÃa. Estuve con ellos una noche en verano en la que volvà por completo a mis dÃas de pequeña. Aprendieron de mà y yo de ellos. Me enseñaron a jugar de nuevo al pilla-pilla, al escondite y al dominó. Yo les enseñé, o al menos lo intenté con muchas ganas, a jugar a las cartas. Descubrir en los niños aspectos de una misma que habÃan caÃdo en el olvido es muy gratificante. Con esta experiencia, a parte de divertirme y pasar un dÃa estupendo, reconecté
con la inocencia y la bondad infantil tan necesaria en los tiempos que corren.