Este es el segundo mes de visitas a la residencia. Ya que el último mes me centré en la ayuda de la cena y la vida del comedor, hoy hablaremos de las tardes. Cuando llegamos solemos visitar las habitaciones de los enfermos que no tienen capacidad apenas para moverse o hablar. Junto con la Madre Catalina rezamos algunas oraciones por ellos. Después visitamos a los que más conocemos en sus habitaciones; como MarÃa que siempre tiene la sinceridad en la boca y depende del dÃa nos recibe. Mi parte favorita es salir a pasear. A mi siempre me espera Carmina. Depende del dÃa paseamos por los pasillos o por el jardÃn. Mientras caminamos, LucÃa y yo le contamos cómo nos ha ido el dÃa y ella a veces también se anima a contestarnos. Los dÃas que Carmina descansa, salgo con Lola o Esther, que ya están en silla de ruedas, pero que no pierden el entusiasmo por pasar una tarde al sol. Justo antes de la cena, algunas monjas y residentes de la planta baja organizan una velada de canto. Hace unas semanas formamos parte de ella y fue muy gratificante ver cómo aquellas personas agradecÃan nuestra participación. Otros sábados, aprovecho para acompañar a Carmina a la capilla y asà disfrutar de un tiempo de reflexión a la vez que le hago compañÃa. Al salir, Carmina siempre besa a la virgen. Es increÃble cómo a pesar de olvidar mi nombre cada semana, puede recordar todos los hábitos que tiene. Aprender con todos ellos es algo maravilloso.