La noche del 27 de Septiembre participé en la Carrera Nocturna de Sevilla acompañada por algunos profesores y compañeros. El mayor propósito era pasarlo bien y disfrutar la actividad al máximo. La competitividad quedaba relegada a un segundo plano y el compañerismo pasó a ocupar el lugar más importante. Antes de empezar la música y el ambiente ya eran un buen augurio. Los ocho kilómetros se presentaban divertidos y no muy serios. Empezamos a correr en grupo pero la cantidad de gente que habÃa hizo que enseguida nos dispersamos. Yo, a pesar de hacer atletismo, nunca habÃa corrido 8km seguidos ya que hago velocidad, pero al verme sola preferà seguir a pararme y perderme más de lo que estaba. La gente de fuera daba gritos y animaba a los corredores lo que te llenaba de adrenalina y te daba energÃa para correr un poco más. Además entre las propias personas que estábamos participando en la carrera nos dábamos ánimo cuando alguien se paraba y cantábamos al pasar por un nuevo kilómetro. Los últimos metros fueron emoción pura y dura. Al final llegué a la meta en unos 45 minutos y no me podÃa sentir más orgullosa de no haberme parado en ningún momento. Justo después encontré a Laura entre la gente. habÃamos terminado casi a la vez a pesar de que no nos habÃamos visto en todo el rato. Juntas fuimos andando al punto de encuentro y allà acabamos todos riendo como antes de empezar. Fue una experiencia maravillosa y que me aportó muchas más cosas de las que habrÃa imaginado. Me quedo con haberme superado a mà misma, con los abrazos al vernos después de 8 kilómetros y con las ganas de repetir el curso que viene. Espero que este principio de CAS sea tan bueno como el resto de actividades en las que participe.
- Carmen Carrión